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Visitando centros residenciales

Muchos se preguntarán qué relación puede existir entre Turismo Sostenible y casas de acogida de adultos mayores. Aparentemente ninguna, pero la relación es muy estrecha, básicamente con Hotelería.

Me entusiasmó tanto la propuesta, que acepté el reto de inmediato, recordé que mi primer vínculo con la hotelería fue trabajar, siendo aún estudiante, en una clínica limeña. Empecé como practicante y al ser convocada en aquella oportunidad también me hice la pregunta ¿En una clínica? Me siento feliz por haber aceptado, comprendí desde entonces que la hotelería era mucho más que el glamour que hasta hoy sigue proyectando la palabra hotel.

 

Una clínica, un hospital, un centro de acogida de adulto mayor, hogares de niños en abandono, todos son centros de hospedaje y como tales deben contemplar procedimientos similares al de cualquier establecimiento de hospedaje turístico.

Los clientes en un hotel tienen un ciclo  conformado por fases en su relación con el establecimiento: antes de la llegada, en la llegada, durante la estadía,  en la salida e inclusive  después de la salida. Lo mismo ocurre en el caso de un paciente, de un adulto mayor o de un niño, todos son clientes y/o usuarios de un servicio (público o privado) orientado al cuidado de su integridad física y psicológica y por qué no al disfrute de un servicio de calidad que le permita una vida digna y placentera.

El placer, la alegría, la diversión, el descanso, el relax y el sano esparcimiento no son exclusivos del turismo ni de las actividades de animación en hotelería. Todo depende de la concepción,  el compromiso y la actitud de las personas, para que en estos recintos, que brindan hospedaje, alimentación, cuidados y recreación para personas vulnerables por su edad, salud, o condición familiar sientan que viven bien y dignamente, como complemento por supuesto a la atención médica, psicológica y de rehabilitación  que corresponda en cada caso.

El negocio hotelero que puede parecernos frívolo se vincula estrechamente con  la organización de una casa de acogida. La actitud, la vocación de servicio, la amabilidad, la hospitalidad,  la puesta en marcha  y seguimiento de procesos de calidad, aspectos en los que hemos sido formados los hoteleros, adquieren dimensiones que van mucho más allá del posicionamiento comercial de un negocio turístico, dándole un valor profundamente  humano y social.

Respecto al trabajo encargado, organizado el equipo y hechas las visitas para la toma de información y diagnóstico, los resultados han sido estremecedores. Los estudiantes y yo  sabíamos que podríamos encontrar algunas deficiencias y que precisamente sobre ello trabajaríamos nuestras propuestas de mejora; sin embargo, la experiencia fue mucho más fuerte de lo que imaginábamos. 

Casas familiares que ofrecen hospedaje para personas mayores sin el acondicionamiento adecuado, hacinamiento, condiciones de salubridad realmente alarmante, escaso personal capacitado, falta de políticas y procedimientos establecidos y gerentes o dueños de negocio sin formación médica geriátrica que garantice mínimamente el cuidado de la salud del huésped, generaron en el equipo  desconcierto y preocupación. 

Pero cómo explicarnos esto si aparentemente cuentan con “Licencias de funcionamiento”. Pues bien, como no hay una normatividad que específicamente señale los requisitos para este tipo de “negocio”, se les da una licencia común y corriente como si se tratase de una bodega, o una cabina de internet, es la municipalidad quien evalúa las condiciones de “seguridad”   que se limitan a puertas, extintores y rampas.

Por la información obtenida, sabemos que además de la “licencia de funcionamiento” era necesario contar con un permiso emitido por  MINDES,  sabemos que en adelante quien se hará cargo formalmente de la autorización  e inspección de estos centros será la Municipalidad Metropolitana de Lima. Actualmente se encuentran en etapa de tránsito y adaptación, por tal motivo  estos “Centros de acogida” no tienen claro dónde obtener o renovar dichos permisos.  Por lo visto el sector salud no tiene ningún vínculo con esta actividad y aún no ha sido tomada en cuenta por la Sociedad Peruana de Hotelería Hospitalaria.

Existe la Ley 28803,  Ley de las Personas Adultas Mayores  y  la Norma Técnica de Salud para la

Atención Integral de Salud de las Personas Adultas Mayores  del Ministerio de Salud, así como otros documentos de carácter internacional que establecen los derechos del adulto mayor que dan la pauta para su adecuada atención, reconocimiento a su experiencia y aporte a la sociedad, así como el compromiso que tenemos todos por el respeto de su dignidad. ¿Es posible entonces que en nuestro país nuestros ancianos estén siendo vistos últimamente como una nueva oportunidad de negocio? En un país donde la economía crece haciéndolo punto de interés internacional, habría que preguntarnos también si la cultura, la solidaridad, la responsabilidad y el compromiso con el prójimo crecen del mimo modo, o si el efecto es inversamente proporcional a este crecimiento.

 

Independientemente del objetivo del curso relacionado al cumplimiento e implementación de procesos en centros de hospedaje para el logro de la calidad en el servicio, este trabajo ha servido para ver una realidad que no se muestra, a la toma de conciencia sobre el respeto a la dignidad de las personas, a valorar más a nuestros propios adultos mayores y a conocer otra cara y otra dimensión del concepto de hospedaje.

 

Felicitamos la iniciativa de la Municipalidad de Pueblo Libre y seguiremos trabajando en el proyecto   con el fin de que los aportes de los estudiantes de esta casa de estudios contribuyan a cambiar las condiciones en las que se brinda este servicio, se logre la participación de los actores directamente comprometidos y que estas casas de acogida puedan convertirse realmente en una alternativa de calidad para la vida digna de las personas adultas mayores que necesitan de este tipo de establecimientos. 

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